Las múltiples posibilidades del error [Feminismo glitch]
Terremoto #22: Resplandeciente
Cuando empecé a navegar las aguas de las prácticas artísticas digitales, hacia el 2012, una de las tendencias estéticas que más se manifestaba dentro (y fuera de las pantallas) era la estética glitch. Esta visualidad que evocaba al error con barridos de la imagen, distorsiones de color, pixeles explotados y una capa ligera, pero presente, de nostalgia conformaba una densa colección de gifs, jpgs, pngs y videos cortos que surgían de la profundidades de los buscadores al escribir “arte digital” en la caja de texto.
Es interesante que para 2012 ya había habido toda una exploración y reflexión sobre lo que implica el glitch. Desde sus orígenes, como bien apunta Legacy Russell en los primeros capítulos de su libro Glitch Feminism | A Manifiesto, la expresión glitch surge en el mundo de la carrera espacial para nombrar a los fallos, distorsiones y/o cambios en el voltaje que no permitían que una acción se ejecutara correctamente. El término glitch, tal y como lo entendemos ahora, se popularizó por primera vez en la década de 1960 y quedó plasmado en el libro Into Orbit (1962) donde su autor, el astronauta John Glenn, expresa: "un término que adoptamos para describir algunos de nuestros problemas fue glitch. Literalmente, un fallo... un cambio de voltaje tan minúsculo que ningún fusible podría protegerlo". Y más adelante